Tres días con los endemoniados, de Alardo Prats y Beltrán, 1929. (5/7)
TRES DÍAS CON LOS ENDEMONIADOS Alardo Prats, 1929 Edición El Inquilino Guionista, 2020 Los niños embrujados Un grito unánime en las bocas: —¡Angelitos! ¡Angelitos! La gente, cruel y fanática que momentos antes contemplaba con un mal contenido regusto sensual —sensualidad extraña e inconfesable— las escenas que se han desarrollado hasta ahora en el semicírculo de la angustia, se siente transida, por un sentimiento de piedad. El espectáculo de estos tres niños que han depositado las brujas junto a los cirios encendidos junto el ara de los prodigios, conmueve las raíces de las almas más duras. —¡Angelitos! ¡Angelitos! —¿Cómo es posible que estos tres infantes sufran a su tierna edad los tormentos horribles de la posesión diabólica? —Interrogo. — ¡Voluntad de Dios! Hay niños que en el claustro materno ya son presa de la maléfica influencia de los diablos. No se puede medir hasta dónde llega el poder de un maleficio. ¡Ni el abismo insondable de brutalidad y superstición que estas palab...